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Género
Es Estudio fue enfocado desde la perspectiva de genero, como tal
adoptó una visión que cruza transversalmente todas
las relaciones sociales. Esta perspectiva resulta valiosa, ya que
las percepciones varían según las relaciones de género,
roles, necesidades, acceso y control sobre los recursos, capacidad
de toma de decisiones, derechos sobre los servicios comunitarios,
que detentan los distintos grupos.
El género se refiere a las diferencias social y culturalmente
construidas entre hombres y mujeres, mujeres y mujeres y hombres
y hombres. Al ser social y culturalmente construidas, son específicas
de los contextos en que se llevan a cabo, también son dinámicas
y por ende modificables. Es importante reconocer que estas diferencias
no son únicas y que se interrelacionan con otras variables
sociales y además al estar insertas en instituciones de la
sociedad, pueden resistir el cambio, como la iglesia o la familia,
entre otras. Así, mujeres y hombres, muchachas y muchachos,
perciben los problemas y sus posibles soluciones desde distintos
puntos de vista o de acuerdo a los roles sociales que desempeñan
(reproductivos, productivos, comunitarios y/o políticos)
(Levy, 1996).
En la medida en que diferencias regionales y socioculturales inciden
en una desigual percepción de los hechos por parte de las
distintas personas, una aproximación desde el punto de vista
de las relaciones humanas constituye una buena herramienta para
explicar resultados discordantes en el análisis de la Calidad
de Vida. Aspectos como la asignación de responsabilidades,
la distribución de recursos, las habilidades y capacidades,
la distribución de autoridad y control de las estructuras
institucionales, la división de los derechos y el esquema
institucional que rige parte de las relaciones sociales, también
resultan determinantes en este sentido (Kabeer, 1997).
Una experiencia dada o un mismo objeto físico pueden ser
percibidos en forma distinta por diferentes sujetos. También
pueden satisfacer sus necesidades bajo diferentes criterios. Esto
significa que una determinada calidad del medio ambiente puede implicar
contenidos, percepciones e imágenes muy diferentes para las
distintas personas, dependiendo del género, edad, cultura,
etnia, religión, etc. Es precisamente por esto que, en los
estudios de Calidad de Vida, la aplicación de una perspectiva
de género puede ser de gran utilidad o aún necesaria.
Sin embargo, las inequidades en estas relaciones no emergen automáticamente
al analizar la Calidad de Vida. Esto es atribuible a diversas razones,
entre ellas, a la falta de experiencia práctica, al bajo
de poder de defensa por parte de los grupos con sensibilidad de
género, a las metodologías inadecuadas o al simple
rechazo.
Por otra parte, basándonos en el hecho que los estudios
de Calidad de Vida implican comparaciones entre formas de vida que
caracterizan a diferentes grupos, en nuestro caso se plantea esa
comparación a dos niveles: intra comunitaria e intercomunitaria.
En el primer caso se refiere a las relaciones entre hombres y mujeres,
las distintas edades y los roles de género al interior de
la comunidad. Estas relaciones hacen que los individuos puedan percibir
y desempeñarse en el hábitat de su barrio en forma
diferenciada. En el segundo caso, a las mismas relaciones, pero
entre las tres comunidades en estudio. Es en este marco que se puede
ahondar sobre la diversidad en que la Calidad de Vida es percibida
por los diferentes usuarios de un entorno.
Referencias
KABEER, N. (1997). "Editorial: Tactics and Trade-offs. Revisiting
the Links between Gender and Poverty." IDS Bulletin 28(3):
1-13.
LEVY, K. (1996). The Process of Institutionalising gender in Policy
and Planning: The
WEB of Institutionalisation. London, England, Development Planning
Unit, University College London.: 26.
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